México es un país muy grande y no eres consciente de ello hasta el momento que abres el mapa e intentas trazar un itinerario aproximado para valorar el tiempo y dinero que le puedes destinar. A decir verdad, el transporte por autobús es más caro de lo que pensábamos (unos 20 €/persona por 300 km) y nos hace pensar en visitar la mitad sur del país que es donde se encuentran los principales atractivos.
También el hecho de evitar visitar el norte viene motivado por el movimiento de bandas de narcos que se disputan las ciudades y la frontera con Estados Unidos, encontrando el máximo exponente de violencia en Ciudad Juárez. Así que decidimos no indagar mucho por el norte y ajustarnos al centro y sur del país.
Con la intención de volver a pasar por México D.F. unas semanas más tarde, iniciamos la vuelta por el centro comenzando por el Estado de Michoacán, al oeste de la capital. Y nos dirigimos precisamente a la ciudad más importante del Estado, Morelia, una ciudad que conserva un gran patrimonio arquitectónico que le ha valido el reconocimiento por la Unesco en 1991.
De camino para aquí pasamos cerca de la reserva mariposa monarca, un lugar único en el mundo, porque aquí tiene lugar la migración de millones de mariposas que vienen a hibernar a esta parque procedentes de la región de los Grandes Lagos en Estados Unidos y Canadá, a más de 4500 km de aquí.
El parque se llena entonces de los intensos colores de sus alas. Sin embargo, no vinimos para la época ya que el fenómeno tiene lugar de mediados octubre a principios de noviembre, empezando el viaje en Canadá a mediados de agosto. Debe de ser un espectáculo asombroso contemplarlas en vivo! Así que pasamos de soslayo por el parque y nos apeamos en Morelia.
Fundada en 1541, fue una de las primeras ciudades españolas de la «Nueva España» (llamado así al periodo de la colonización). En esta época se llamaba Valladolid, ya que los españoles al llegar a América se dedicaron a rebautizar a muchas poblaciones con nombres existentes en la península ibérica. Algunos de ellos aún están vigentes. Aqui en México concretamente están los ejemplos de Mérida (cerca de Cancún) o Guadalajara.
En el caso de Morelia no fue así y al independizarse el país y establecerse como «la república de México» en 1810, la ciudad fue rebautizada de Valladolid a Morelia en homenaje a José María Morelos, que fue el héroe local que jugó un papel determinante en el camino al independentismo.
El centro de la ciudad esta repleto de edificios que datan de los siglos XVI y XVII con fachadas barrocas y pórticos en planta baja envolviendo las plazas y parques. Muchos de ellos se han reconvertido hoy en día en restaurantes y hoteles de lujo, mientras que otros albergan museos, salas de exposiciones o han conservado una función administrativa como el precioso Palacio de Gobierno que conserva unos frescos en su patio interior y escalera realizados por Alfredo Zalce en 1961.
Otra joya de la ciudad es sin duda su Catedral, de grandes dimensiones y con 2 Torres gemelas de 70 metros de altura que seguramente deben de ofrecer unas vistas increíbles de la ciudad, pero que no están abiertas al público.
Como elemento singular, la ciudad cuenta con un larguísimo acueducto que se conserva perfectamente. Construido entre 1785 y 1788 para suplir las deficiencias en el suministro de agua que la ciudad sufría, el acueducto tiene nada menos que 253 arcos! Nosotros lo recorrimos varios kilómetros y no alcanzamos el final!
Por la noche se dice que tanto el arco como la catedral son más bonitos de ver al estar iluminados, pero nosotros evitamos salir al oscurecer para evitar sustos. La prensa que vemos en los quioscos refleja cada día en portada algún asesinato o tiroteo acontecido la noche anterior en algún lugar del país. Los diarios son muy sensacionalistas y lo muestran sin tapujos con fotos muy descaradas. Para nosotros motivo más que suficiente para recogernos temprano, aunque la gente local hace vida normal y sale de ocio. Suponenos están acostumbrados al día a día y saben que estos acontecimientos se suelen dar con frecuencia en determinadas áreas, pero en nuestro caso, siendo turistas, «más vale prevenir que curar».
Un Mundo Por Recorrer 